martes, 8 de septiembre de 2009

Angel eléctrico.



"Estaba enojada, yo sé, como ella miraba los azulejos celestes del baño nadie miro a nadie que odiase tanto como ella miraba los azulejos celestes del baño esta es mi forma de estar triste, no ves, que me enojo con un pobre azulejo, porque no tengo razón para estar enojado con el. En el fondo mira esos azulejos con una ausencia que yo no sé si es enojo o no ves que estoy vacía por dentro, que me miro al espejo y no entiendo para que levante la persiana si la hice llorar, para que trabo mis dedos, para que los doblo para trabar la puerta de la sala, si lo que quiero es llorar. Quiero sacar agua de mis ojos para pesar menos, quiero nublarme la vista, quiero que me digas, que me señales, pero me enojo con el pobre azulejo. Lo odio, lo detesto, lo aborrezco. Pero yo en realidad quiero llorar.
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Calidez breve, suave, subiendo como un cosquilleo por debajo de la nariz, mezclada con la calidez innata del alivio, de la liviandad, un diminuto temblor del labio inferior, mientras la calidez ya se manifiesta en un color bordó en las mejillas.
La calidez que quema, el labio tiembla, el pecho se hunde por el peso de esa liviandad que alivia y esa primera lagrima que rueda sobre la mejilla para apagar el fuego de estas que se sonrojan, dejando un sendero de seda rosada.
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Sí, dale, háblame que cuando lloro te escucho lo mismo. "


Sofía Collavini.
Manifiesto de Mañana.


and a happy new year...

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